domingo, 23 de marzo de 2008

Mi querido monstruo de las galletas...


Le di el corazón. Bueno, lo robó.

Fue en un despiste. Yo no quería. Creo que yo estaba despreocupada, estaba mirando pa otro lado. Lo dejé solo un momento en la encimera de la cocina, solo un momento….al lado de la bolsa de Strozzapreti y la maceta de albahaca … mientras intentaba cortar a daditos esos malditos tomates perones …maldita sea….malditos cuchillos japoneses de diseño de teletienda.

Me había recogido la melena con el lápiz de la lista de la compra (qué maruja).
En la yogurtera-mp3 (el reproductor de CD de cocina), sonaba la banda sonora del Padrino, of course.

El camisón asomaba por debajo del mandil. La cocina olía a café y tostadas….

Juro que solo lo dejé sobre la encimera un minuto. Encima de una galleta María Fontaneda, para que no se enfriara con el mármol.

Entonces, abrió la puerta.
Gruñó algo así como ‘’Buen día’’…metió un dedo en el bote de mermelada de melocotón…me besó el cuello …y se comió la galleta.